“ELLA ESTÁ EN EL HORIZONTE
ME ACERCO DOS PASOS,
ELLA SE ALEJA DOS PASOS.
CAMINO OTROS DOS Y EL HORIZONTE SE ALEJA DIEZ.
POR MUCHO QUE YO CAMINE
JAMÁS LA ALCANZARÉ.
¿PARA QUÉ SIRVE?
PARA ESO SIRVE;
PARA CAMINAR”
Antes vivíamos en una vida aparentemente ordenada; trabajos estables, chalet adosado, dos coches…y sin embargo algo nos susurraba que no era ese el sendero para nosotros. De manera que tomamos la decisión de cambiar de vida, de recorrido. Un buen día llegamos a Asturias, encontramos una casa con finca que en apariencia nos esperaba, fue como encontrar pareja, una química que produjo un extraño flujo reciproco. Nosotros y ella.
La casa se nos hizo una figura entrañable a primera vista. La vimos adormecida, recostada entre la arboleda que sin control ni aparente orden había medrado por allí en los últimos veinte años. Era una tarde soleada del invierno, muros y tejas recibían por igual caricias de luz dorada y dibujos del ramaje desnudo que la rodeaba. Una fila ordenada de olmos jalonaba el lado del camino que daba al río. Aquellos árboles sí habían sido plantados en su día con intención, sin embargo, el olvido también se notaba en ellos, desgreñados, con miríadas de ramitas desordenadas que más parecían una infección que un armónico parterre natural. Daba la impresión de que en la soledad se habían vuelto cimarrones los olmos aquellos.
El edificio estaba como clavado en el paraje, igual que si hubiera pertenecido a él siempre, todo alrededor lo envolvía y, a la vez, lo preservaba. Se veía mucha piedra de sus muros, pero aún persistían grandes tramos de irregular revoque pintado de blanco que soportaba, sin cuidado alguno, el paso de los años. El conjunto; casa, camino, árboles, puente y río dialogaban en una imagen de sosiego que apenas lograba arañar el apremio de quien nos la enseñaba.
Tal vez un duende se apoderó de nosotros, se apropió de la voluntad que nos regía y torció para siempre eso que la mayoría llama sentido común. Pero, ¿Qué son los sueños si no una turbia refracción que a algunos impulsa a desviarse de lo previsible?
En pocos meses estábamos viviendo allí, metidos en obras como albañiles, arquitectos, constructores, carpinteros, empresarios, transportistas, pintores y…soñadores. Hoy todo es un hecho, y acaso vayamos olvidando los escollos terribles que sembraron nuestra andanza, llegamos a la orilla, o casi, y eso es lo importante. Atrás un camino que aquilató nuestras posibilidades; desarmamos un edificio y elevamos una idea, un sueño…hoy está aquí, y os espera.
Quería ponerme en contacto contigo pero no veo un correo electrónico por la página. Necesito que me hagas un favor, consistiría en añadir un enlace permanente en tu blog de una página de internet sobre viajes. Si me puedes hacer el favor escribeme a koke56123@hotmail.com. ¡¡Gracias!!
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